Los cuatro pasos de la transformación alquímica se denominan: nigredo, albedo, citrinitas y rubedo. En cada peldaño, el alquimista sufre una purificación cada vez más profunda, seguida de la unión con el Fuego de cada peldaño (boda alquímica), del nacimiento de una cualidad nueva y de la muerte de la misma para poder seguir al escalón siguiente. El Fuego de cada paso es el doble de fuerte que el del peldaño anterior. Jung interpreta este Fuego como el despertar de cuatro niveles de amor ígneo en el corazón del alquimista a través de su Anima (en el caso de un hombre) o de su Animus (en el caso de una mujer). El Fuego es el combustible de la obra alquímica. Una vez encendido, acompaña el camino hasta el final.
El propósito de toda operación alquímica siempre es para los más altos fines del Espíritu.
Como operadora preparo compuestos alquímicos para cada caso, persona y o situación. Los compuestos tienen activada su energía más primitiva y sagrada. Son criaturas de la Naturaleza, angelicales, que son gentilmente invitadas a ser mediadoras de la transmutación de todo lo que es humano.
Recuerda que es una práctica para tu transformación espiritual. A través de una operación Alquímica se accede a purificaciones, limpiezas, liberaciones, sanaciones, transmutaciones de todo aquello que no es afín al propio Destino.
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